La pagoda Horyu-ji, un monumento imponente que se yergue en el complejo monástico homónimo en Nara, Japón, alberga una joya del arte japonés del siglo VII: el Mirá de la pagoda. Esta escultura budista, aunque aparentemente simple, encierra una profunda complejidad simbólica y técnica.
El Mirá, que significa “mirador” en sánscrito, representa a un Bodhisattva, figura celestial compasivamente dedicada a ayudar a los seres vivos a alcanzar la iluminación. Su rostro sereno, esculpido con meticulosa atención al detalle, transmite una sensación de paz y serenidad. Los ojos almendrados y la leve sonrisa sugieren una profunda sabiduría y comprensión del mundo.
La postura del Mirá es inusual: se encuentra sentado en posición de loto, pero sus manos están extendidas hacia adelante en un gesto de bienvenida. Esta pose, poco común en las representaciones tradicionales de Bodhisattvas, transmite una sensación de apertura y accesibilidad. Se invita a los espectadores a acercarse y participar en la experiencia espiritual que el Mirá ofrece.
La construcción del Mirá es notable por su simplicidad. Está elaborado con madera de cedro, un material tradicionalmente utilizado en la arquitectura y escultura japonesa. La madera está pulida hasta alcanzar una superficie lisa y brillante que realza la belleza natural del grano.
A pesar de su aparente minimalismo, el Mirá no carece de detalles. Las arrugas finas alrededor de los ojos y la boca sugieren la edad y la experiencia del Bodhisattva. La ropa plisada que cubre su cuerpo está representada con un refinamiento excepcional, utilizando líneas simples y curvas elegantes para crear una sensación de movimiento y gracia.
El color se utiliza con moderación en el Mirá. El rostro y las manos están pintados de un tono dorado suave, simbolizando la divinidad y la iluminación. La ropa del Bodhisattva está adornada con detalles azules y rojos, colores tradicionalmente asociados con la sabiduría y la compasión.
La presencia del Mirá en la pagoda Horyu-ji no es casual. Se cree que esta escultura fue encargada por el príncipe Shotoku, un importante defensor del budismo en Japón durante el siglo VI. La ubicación del Mirá, en lo alto de la pagoda, refleja su importancia simbólica.
Desde su posición privilegiada, el Mirá parece contemplar el mundo con benevolencia, ofreciendo guía y protección a todos aquellos que buscan la iluminación.
Interpretaciones Simbólicas del Mirá:
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El gesto de bienvenida: Las manos extendidas hacia adelante del Mirá simbolizan la compasión y la apertura al sufrimiento humano. Invitando a los fieles a acercarse, el Mirá representa la promesa del budismo de ofrecer un camino hacia la liberación del ciclo de reencarnaciones.
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La postura en posición de loto: Esta postura tradicional de meditación indica el estado mental elevado del Bodhisattva, libre de deseos y apegos mundanos. La serenidad reflejada en su rostro transmite la paz interior que se alcanza a través de la práctica budista.
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La madera de cedro: El cedro, una madera duradera y resistente, simboliza la fortaleza y la longevidad del espíritu humano. Su uso en la escultura del Mirá sugiere la promesa de alcanzar la iluminación eterna a través del camino del budismo.
El Legado del Mirá:
El Mirá de la pagoda Horyu-ji es un testimonio de la riqueza artística y espiritual del Japón antiguo. Esta escultura, a pesar de su aparente simplicidad, encierra una profunda complejidad simbólica y técnica que ha fascinado a artistas y estudiosos durante siglos.
Su presencia en la pagoda Horyu-ji continúa inspirando a visitantes de todo el mundo, recordándoles la importancia de la compasión, la búsqueda del conocimiento y la posibilidad de alcanzar la iluminación. El Mirá nos invita a reflexionar sobre nuestra propia conexión con lo divino y a buscar un camino hacia la paz interior que trascienda los límites de nuestro mundo material.
Característica | Descripción |
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Material | Madera de cedro |
Pintura | Dorado, azul y rojo |
Postura | Sentado en posición de loto, manos extendidas |
Expresión facial | Sereno, con leve sonrisa |
Simbolismo | Compasión, sabiduría, iluminación eterna |
El Mirá de la pagoda Horyu-ji es mucho más que una simple escultura. Es un portal a un mundo espiritual donde la belleza y la paz se entrelazan para crear una experiencia transcendent. Su mensaje atemporal nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del ser humano, nuestra conexión con lo divino y el camino hacia la iluminación.
¡La próxima vez que tengas la oportunidad de visitar Japón, no olvides hacer una parada en la pagoda Horyu-ji! Te aseguro que te dejará sin aliento.